EL MISTERIOSO SILENCIO DE LOS MEDIOS

DE AQUÍ Y DE ALLA

Por: Alejandra Ortega Rodríguez

Nadie pregunta por el supuesto saqueo a las arcas de Michoacán

La ética, la capacidad, el profesionalismo y el compromiso con la verdad de muchos periodistas michoacanos de los medios de comunicación estatales han quedado una vez más en entredicho. El 4 de diciembre de 2007 el periódico de circulación nacional Uno Más Uno publicó un reportaje en el que acusa al gobernador Lázaro Cárdenas Batel de haber saqueado las arcas de Michoacán y nadie, nadie, nadie, dijo algo.

Lo curioso del caso es que la publicación de esa información coincide con el hecho de que tan sólo unos días antes acababan de regresar de su viaje de 15 días por Europa la mayor parte de los reporteros que cubren las actividades del mandatario estatal desde hace varios años.

¿Quién levantaría su mano contra el que le pagó su viaje y el de su familia, con un costo superior a los 100 mil pesos por persona, por el viejo continente? Parece que esa fue la disyuntiva con la que se encontraron los periodistas y reporteros a la semana siguiente de su regreso a estas tierras michoacanas. La decisión que tomaron, ahora la sabemos. Ninguno de ellos le dio seguimiento a la nota.

En los últimos tiempos los medios de comunicación han llenado miles de páginas de información y horas de noticieros poniendo en evidencia a gobernantes y legisladores por lo que hacen y dejan de hacer. ¿Pero quién les dice algo a los propios medios cuando son ellos los que dejan de hacer su trabajo?

La nota en mención, con la cabeza “Lázaro Cárdenas Batel… ¡Saqueó Michoacán!”, causó revuelo a nivel nacional y es presumible que por tratarse de un supuesto desfalco al erario público de Michoacán, sería una noticia de interés para todos los michoacanos.

De ninguna manera es pretexto, el hecho de que ese martes 4 de diciembre hayan desaparecido de todos los puestos de periódicos del estado todos los ejemplares del Uno Más Uno que se enviaron a la entidad para que un periodista o reportero de mediano nivel no se hubiera enterado, pues herramientas como el Internet y hasta la radio y televisión nacional son constantemente consultadas por los profesionales del periodismo.

Es curioso, eso sí, que a las 10 de la mañana de ese mismo día no haya sido posible conseguir en toda la entidad un ejemplar de un diario que normalmente no se agota y que tranquilamente se puede adquirir hasta después de las 10 de la noche en los portales de Morelia, por poner un ejemplo. Tal parece que desde alguna oficina gubernamental se hubiera mandado a comprar todos los periódicos para acallar a la opinión pública. No sería la primera vez que se hace.

¿Cómo reaccionaron los medios? Era de esperarse una intensa reacción en cadena para por lo menos preguntarle al gobernador, a los diputados, a los dirigentes de los partidos políticos y hasta al público en general qué fue lo que pasó, de dónde surgió esa información y qué medidas se iban a tomar para aclarar cualquier duda que pudiera surgir entre la ciudadanía.

No pasó así. Los medios de comunicación de Michoacán, los que siempre buscan ganarle la nota a la competencia y evidenciar lo que se está haciendo mal en los distintos ámbitos de gobierno y en el poder legislativo federal y local, esta vez prefirieron pecar de omisión, prefirieron callar y dejar pasar.

Curiosamente, la mayoría de los reporteros de los diferentes medios que han cubierto durante los últimos años las actividades del gobernador Lázaro Cárdenas Batel decidieron que esta vez no le darían importancia a una nota de ocho columnas publicada en un medio de circulación nacional y que revestiría especial interés para los michoacanos.

Tal vez, simplemente consideraron irrelevante que se dijera que el gobernador cobró comisiones del 85 por ciento en obras fantasmas por el orden de los 3 mil millones de pesos, ni que se desviaron recursos destinados a educación, seguridad y desarrollo o que con esas operaciones se benefició a la empresa Consorcio Industrial que opera de manera ilegal desde hace varios años.

En sus actividades diarias, el gobernador Cárdenas Batel suele dar entrevistas de media hora, en las que los reporteros le preguntan una y otra vez hasta el cansancio sobre los mismos temas de siempre. Ese día todo fue igual, las mismas preguntas de siempre, todos sabían lo que se publicó a nivel nacional, pero nadie se atrevía a preguntar.

Sólo una tímida pregunta por parte de un reportero que no fue al viaje y que a cambio recibió de sus colegas miradas de asombro y de reproche. El mandatario estatal respondió que eso no era cierto y que no sabía de dónde surgió tal información. No fue necesario que dijera más, los mismos reporteros de la fuente le dieron carpetazo al asunto y cambiaron de tema.

No logró mucho, pero ese reportero tendrá siempre la satisfacción de haberse atrevido a hacer la pregunta que nadie más hizo.

Los dirigentes estatales del PAN, Francisco Morelos Borja, y del PRI, Mauricio Montoya Manzo, pidieron una investigación, pero ambas notas no ganaron los espacios que deberían en los medios.

El reportero de Uno Más Uno, Guillermo Cardoso Mendoza, menciona en su reportaje datos, cifras y nombres que cuando menos hacen pensar. Por ejemplo, que Consorcio Industrial cobra obras hechas por el gobierno federal, por lo que el 85 por ciento de los recursos destinadas para las mismas se queda en el gobierno estatal y el otro 15 por ciento en esa empresa fantasma.

Cardoso Mendoza asegura que el empresario Félix Cantú Aguilar, dueño de Consorcio Industrial, es amigo de la infancia de Cárdenas Batel y tiene cuentas pendientes con el fisco, por lo que solicitó en 2006 una suspensión de operaciones. Además, en el apartado de Acceso a la Información del sitio web del gobierno de Michoacán, su nombre aparece en múltiples ocasiones como contratista de obras para la administración estatal.

Hasta el momento no se ha abierto una investigación al respecto, pero valdría la pena que se hiciera. Ésta no es una acusación, ni quiere decir que se esté dando por hecho que el desfalco es real, pero sí es justo exigir ética, seriedad y profesionalismo de los representantes de los medios de comunicación, quienes al menos debieron haber indagado sobre qué fue lo que realmente pasó.

A final de cuentas, de alguna manera los reporteros de los medios locales deberían justificar el hecho de que son ellos, y no los legisladores, el vínculo más directo que tienen los ciudadanos michoacanos con aquellos que ejercen el poder público en la entidad.

Comentarios y sugerencias: ale_ortegarod@hotmail.com