LA MODA DE LOS PERFILES BAJOS

Un secretario de Estado es, por antonomasia, un personaje de la política encargado de la conducción de alguna de las áreas estratégicas de un gobierno; es un político de carrera con una amplia trayectoria que es designado en su puesto por su experiencia y especialización.Por tanto, el ser distinguido con uno de esos cargos suele ser un honor y una enorme responsabilidad, tanto con la sociedad como con el gobernante en turno. Al menos así solía ser, salvo contadas excepciones, en los gobiernos federales y estatales del país.Sin embargo, a partir de ahora, el ser designado como secretario de Estado en Michoacán se ha convertido en sinónimo de desprestigio, de incapacidad y de mediocridad. Ahora, el gobernador Leonel Godoy Rangel ha dado a entender que a esos puestos puede acceder cualquier improvisado, aún con el riesgo que eso implica, pues por su inexperiencia no están acostumbrados a la toma de las decisiones que sus respectivos encargos implican.Aunque después vinieron las explicaciones, días antes de su toma de posesión Leonel Godoy afirmó que su gobierno sería de bajo perfil, lo que en los medios de comunicación se interpretó como la intención del ahora gobernador de tener en los puestos estratégicos de su gobierno a personas que, aunque capaces y de probada experiencia, no asumieran roles protagónicos más allá de lo estrictamente indispensable.Así, los habitantes de Michoacán asumimos que a las secretarías del gobierno estatal llegarían personas con una amplia trayectoria, con experiencia, con una larga carrera en las diferentes áreas y con el ánimo de darle nuevos bríos a la función pública, sobre todo tomando en cuenta que la anterior administración terminó como empezó, como una estructura inoperante, donde cada funcionario caminaba por su lado y por donde le dictaban sus intereses personales y de grupo.Vanamente, las y los michoacanos pensamos que esta administración arrancaría con renovado impulso, con un equipo de trabajo profesional, eficaz y eficiente que trabajaría por imprimirle una identidad propia y un sello característico al gobierno de Godoy Rangel. Hasta el momento no ha sido así, porque el desencanto fue grande entre la ciudadanía cuando conoció al nuevo gabinete estatal. Los más decepcionados, los menos tomados en cuenta, los más inconformes, fueron, como siempre, los militantes de muchos años y un buen número de fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD).Personajes de amplia trayectoria, empresarios, políticos, académicos y demás, que se comprometieron en serio con el proyecto para la gubernatura estatal que presentó Leonel Godoy en su campaña del año pasado, esperaban otra cosa. No es un secreto que no todos actuaron de forma desinteresada, de hecho, esos casos fueron los menos. Es por ello que se indignan al ver nombres como el de la flamante secretaria de Educación en el Estado, Aída Sagrero, la impugnada profesora, con una averiguación previa penal en su contra por una serie de atropellos y vejaciones cometidos en contra de representantes del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hace algunos años.También por eso llama la atención el nombramiento de Fidel Calderón Torreblanca, novel político de medianos vuelos, por no decir mediocre, quien llega a la Secretaría de Gobierno por tener el enorme mérito de ser muy allegado al gobernador en turno, mismo caso de la ex diputada perredista de gris trayectoria, Citlalli Fernández González, que es ahora secretaria de Seguridad Pública.Menciones aparte merecen funcionarios como Humberto Suárez López, quien se mantiene, y de ser tesorero estatal pasa a convertirse en Secretario de Finanzas y Administración, cargo que era pretendido por Eloy Vargas Arreola, quien por su parte fue devuelto a la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), de donde salió para ser candidato a la alcaldía de Morelia y ahora regresa a la misma dependencia con una serie de pendientes y compromisos a cuestas.Asimismo, está el caso del ex gobernador y ex priísta, Genovevo Figueroa Zamudio, quien fue ratificado en la Secretaría de Turismo, donde ha dado buenos resultados, aunque gran parte del mérito es del gobierno federal y en algunos casos de los ayuntamientos. En resumen, el gabinete estatal, por más explicaciones que se quieran dar, decepcionó a la mayor parte de las y los michoacanos, pues pasó de ser un grupo de trabajo “de bajo perfil”, a ser un equipo de funcionarios de bajo nivel y con un elevado potencial para arrojar resultados que bien pudieran ser calificados como mediocres.Y como están de moda los bajos perfiles, el Congreso del Estado no es la excepción. La LXX Legislatura local salió como la peor evaluada en la historia de Michoacán, lo que en gran medida se debió a diputados y funcionarios mayoritariamente de mediano a bajo nivel.La LXXI Legislatura no se quiso quedar atrás, empezando por muchos de los mismos diputados, y de personajes que hasta el momento han tenido una carrera mediocre como Víctor Lenin Sánchez, Carlos Vital Punzo, y algunos más, hoy ocupan algunas de las principales carteras del Congreso local.Los partidos políticos no se quedan atrás en la moda de los bajos perfiles, mientras el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es dirigido a nivel estatal por Mauricio Montoya Manzo, un líder adecuado para el tercer lugar que hoy ocupa ese instituto a nivel estatal, en el PRD la actual dirigencia está en manos de un menospreciado Armando Hurtado Arévalo, y la no menos mediocre Fabiola Alanís Sámano, se perfila para sucederlo.Y en el PAN no se quedan atrás. Contando con perfiles de buena talla para hacer frente al reto de asumir su posición como segunda fuerza política en el Legislativo local, la mayor parte de los grupos internos se unieron, por una situación coyuntural más que de convencimiento, en torno a la figura de otro bajo perfil, Germán Tena, cuyo mayor mérito es ser hijo de un ex candidato a gobernador y reconocido panista.No cabe la menor duda, en la política michoacana los bajos perfiles están a la moda. Y los habitantes de este estado deberíamos estar muy, pero muy preocupados.Comentarios: ale_ortega_rod@hotmail.com

LA ESTRATEGIA FAUSTISTA PARA LLEGAR AL PODER EN MICHOACÁN

La carrera para la próxima elección al gobierno del estado ya empezó, por lo menos para Fausto Vallejo Figueroa, el presidente municipal priísta de Morelia. Su estrategia está más que delineada. Pero lo curioso es que le siga funcionando tan bien la venta de espejitos y que después de 25 años de trayectoria paternalista y clientelar, políticos del siglo pasado como ese sigan teniendo aspiraciones serias en esta época de modernidad y de presunta democracia.Gente como él han aplicado exitosamente aquello de que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, aunque presume ser de cuna humilde y abogado de carrera, egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Fausto Vallejo nunca ha trabajado fuera del gobierno en toda su vida. Su desempeño es gris, su visión de administrador público es pueblerina. Su mayor mérito como político es ser bonachón y bueno para salirse por la tangente, eso es la política, creen algunos, aquellos que no han salido de Michoacán para enterarse de que hay municipios en zonas áridas del norte del país, que con menos de la mitad de lo que tenemos en la entidad, ya se están acercando cada vez más al primer mundo.Muchos de los que ahora leen estás líneas aún no nacían, cuando Fausto Vallejo ya era “servidor público”. Quizá algunos, como yo, estábamos en la primaria cuando el señor llegó la primera vez, por rebote, a la Presidencia Municipal de Morelia. Hoy preside por cuarta vez la alcaldía de la capital del estado y con su basta experiencia nos puede presumir que sabe cómo hacer las cosas, pero para que parezca como que hace sin hacer nada. De ahí que es el mejor ejemplo de la venta de espejitos en pleno siglo XXI. Acerca de su estrategia política para llegar a la gubernatura del estado, Vallejo Figueroa no la ha cambiado, cuando no le alcanzó para ganar la candidatura ni la senaduría no varió el rumbo, al contrario, redobló sus esfuerzos por regalar despensas, entregar dádivas y adjudicarse gestiones de los gobiernos panistas y perredistas a través de su entonces diputado local y ahora secretario de Desarrollo Social, José Juan Marín González.Lo que sí aprendió, después de dos descalabros, es que sin el partido a su favor no podría obtener nunca la candidatura. Así, ahora sus esfuerzos se enfocan a apoderarse del PRI, como en su momento lo hizo Jesús Reyna, para poder quitar y poner a su antojo al que desee, no sólo a nivel estatal, sino en los municipios, donde ya se ve su mano, y se verá aún más en casos como el de Yurécuaro.Ya tiene el Ayuntamiento de Morelia y a Wilfrido Lázaro Medina como coordinador parlamentario del PRI en el Congreso del Estado, cuenta con la Asociación de Municipios Michoacanos, A.C., donde impuso a Armando Medina García, alcalde de Múgica.En su afán de llegar al poder, Fausto Vallejo no se anda con miramientos, ni le inmutan los nefastos acuerdos a los que puede llegar, así es que hace negociaciones con entes como Antorcha Campesina, que tanto daño le ha hecho a Morelia, y hasta tiene a uno de sus miembros como regidor, Rodolfo Lemus. Su influencia se extiende ya a varios de los municipios gobernados por el tricolor y la presencia de sus operadores y compradores de votos ya está prevista en Yurécuaro para la próxima elección extraordinaria. Fausto Vallejo probó el poder en dos ocasiones como alcalde interino de Morelia y ya no lo quiso soltar, como oficial mayor del gobierno de Víctor Manuel Tinoco Rubí se convirtió en un funcionario obsequioso que hacía caravanas con sombrero ajeno, pero que cobraba los favores por el lado político. En su primera administración completa como presidente municipal, engrosó la nómina municipal hasta gastar el 67 por ciento en sueldos, salarios y honorarios. De obras en Morelia ni hablar, la iluminación de la Catedral y el inicio de la Planta Tratadora de Aguas Residuales justificaron tres años en el ejercicio público, mientras que por otro lado no se daba abasto con la entrega de despensas, que sólo quitan el hambre un momento, pero no dan trabajo ni fomentan el desarrollo.Esa oportunidad le fue propicia para incorporar a la nómina municipal a un montón de malos reporteros y supuestos periodistas, quienes se convirtieron en sus aliados incondicionales en esa administración, en sus posteriores campañas electorales, y todo parece indicar que también en esta ocoasión. El priísta, el bonachón, el político que siempre le saca la vuelta a los compromisos serios que deberían asumir los gobernantes con su pueblo entró nuevamente a Morelia haciendo uso de un ostentoso aparato publicitario y con miles de operadores políticos que en la elección se dedicaron al acarreo y que hoy trabajan en el ayuntamiento no para los morelianos, sino para la próxima elección.Vallejo Figueroa promueve su forma de actuar entre los presidentes municipales del PRI, pues no hay necesidad de trabajar, sino de aparentar que se trabaja. Hoy presume como gestión suya la instalación de una mesa de trabajo para sacar el patio de maniobras del tren, trabajos que comenzaron con Salvador López Orduña y que, él mismo había anunciado, se llevarán 10 años, de los cuales quedan 8. También se adjudica la próxima construcción de tres pasos a desnivel en Morelia, que fueron gestionados por la anterior administración ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal; presume la puesta en marcha del Relleno Sanitario, construido por sus antecesores; y, los logros de la Dirección de Tránsito Municipal, logros del año pasado.Por otro lado, suspendió la construcción de un parador eco-turístico en la antes concurrida zona de Los Filtros Viejos, actualmente nido de delincuentes, drogadictos y violadores, porque un grupo de “ecologistas”, también con visión pueblerina, pretende dejar las cosas como están.Y su gente, sigue idolatrando la vieja imagen del político priísta, del que no hace obra, pero cómo da de despensas; del que al menor viso de problemas se echa para atrás con las acciones que sí generan desarrollo; del que se sale por la tangente ante cuestionamientos serios. Del que pretende gobernar a Michoacán, comenzando por los municipios, como Yurécuaro.Dicen que los pueblos tienen el gobierno que se merecen. Habrá que ver qué pasa en la próxima elección extraordinaria.Correo Electrónico: ale_ortegarod@hotmail.com

MICHOACÁN LIBRE DE ANALFABETISMO Y OTRAS FALACIAS



Es absurdo creer que Michoacán se encuentra libre del analfabetismo gracias a programas como el Alfa TV, que ha sido impulsado por el gobernador Lázaro Cárdena Batel, cuando los parámetros nacionales como los del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) nos califican por enésima vez entre los últimos lugares en educación.
El “novedoso” programa que incluye la contratación de profesores cubanos y de la adquisición de material didáctico, entre folletos, libros y discos compactos, erogando para ello cantidades estratosféricas, no resuelve los problemas que tiene el sector educativo en la entidad.
Durante las últimas semanas de esta intrascendente administración, el gobierno del estado se ha vanagloriado de haber erradicado el analfabetismo en casi todos los municipios de Michoacán, tomando como parámetro un sistema de evaluación que sólo ellos entienden, miden y corroboran, y que los convierte en juez y parte a la vez.
Del mismo modo, este gobierno “diferente” presume que en educación se hizo “más”, ostentándose como el ejecutor de obras que en realidad han sido realizadas por la Federación y los gobiernos municipales.
Un ejemplo claro es el ocurrido en Morelia, municipio en el que habita el 20 por ciento de la población total de la entidad y en donde el pasado año el ayuntamiento construyó 114 aulas, así como bardas perimetrales y módulos sanitarios con una millonaria inversión municipal, a diferencia de la inversión de cero pesos del gobierno del estado para ese mismo rubro.
A pesar de que el compromiso con la educación no se vio reflejado a través del trabajo de la Coordinación de Espacios Educativos, este año, como todos los anteriores, y con una frescura tal, el gobierno de Michoacán se adjudica en sus cuentas alegres esas 114 aulas, así como un elevado número de obras que realizaron los ayuntamientos y el gobierno federal en toda la entidad.
Así, las banderas blancas que ha colocado Cárdenas Batel en varios puntos del estado en las ultimas semanas, son sólo una estrategia mediática para tratar de justificar seis años de gobierno sin obras, ni acciones tangibles. Asimismo, representan espacios de los que fueron desplazados profesores michoacanos con legítimo derecho a ocuparlos.
Si para algo han servido estas intensas giras de trabajo del gobernador por el estado, es para que éste regrese a Michoacán por lo menos durante esta última etapa, pues en el resto del sexenio se la pasó 3 ó 4 días a la semana fuera del estado o del país en sus destinos favoritos: el Distrito Federal, Miami, Cuba y Brasil.
Hay algo que caracterizó a esta administración estatal, que efectivamente fue un gobierno diferente, sin logros, sin obra pública, sin seguridad, sin empleos y sin educación. Y aún así, el secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Gilberto Morelos Cisneros, se jacta de haber invertido en obra pública poco más de 4 mil millones en el sexenio lazarista.
Esa cifra es ridícula, sobre todo si tomamos en cuenta que el gobierno del estado tuvo un presupuesto para los seis años por el orden de los 150 mil millones de pesos, además de que solicitó 2 prestamos por mil 500 millones de pesos cada uno, de los cuales aún no se sabe su destino.
Alguien debería explicarnos dónde están los 146 mil millones de pesos restantes, pues el gobierno de Lázaro ha presumido como obras relevantes programas de beneficio social como las canastas básicas, útiles escolares, entrega de cemento, fertilizantes y semillas y nada ni nadie nos garantiza que las cifras manejadas sean reales o aplicadas a quien reamente los necesita y que no se hayan desviado para campañas políticas. Y hay ejemplos de ello.
A eso hay que sumarle los casos de impunidad como el de los 420 millones de pesos que no comprobó en su momento el entonces secretario de Comunicaciones y Obras Públicas Alfonso Pascual Solórzano Fraga.
Además, que el ahora flamante senador, Silvano Aureoles Conejo, explique cómo se le perdieron 120 millones de pesos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario; que Rafael Melgoza Radillo dé cuentas de los 130 millones de pesos que desvió como alcalde de Lázaro Cárdenas y de cómo le hizo para que un órgano incompetente como el Tribunal de Conciliación y Arbitraje del gobierno del estado lo haya exonerado y le haya perdonado su sanción por 604 mil pesos.
Otro caso de impunidad, que no ha sido satisfactoriamente aclarado, es el del fraude a la Tesorería General del Estado por parte de América Aguilar y de cómo fue exonerada de manera poco convincente por el gobierno lazarista. Asimismo, la diputada Minerva Bautista quitaba y ponía directores del CONALEP para que le encubrieran sus negocios ilícitos.
De los primeros desaguisados de esta administración recordamos el caso se Alejandra Barrales Magdaleno, quién como secretaria de Desarrollo Social del gobierno lazarista fue acusada en su momento por presuntamente haber recibido jugosas comisiones por 57 millones de pesos al contratar a papeleras del Estado de México para el arranque del programa de útiles escolares.
Este gobierno perredista sí que fue diferente, menos mal que ya quedan sólo unos días para estar levantando más de esas insulsas banderitas blancas.
Correo electrónico: ale_ortegrod@hotmail.com